Al igual que la marca de cualquier producto, nuestro país también necesita tener un posicionamiento y desarrollo conceptual – visual, como una marca “paraguas” que nos posicione en el mundo en beneficio de nuestra economía y las relaciones exteriores y comerciales. Esto es tan crucial y relevante dentro de la competitividad mundial puesto que permite fomentar la inserción internacional, contribuye a posicionar los productos de un país en los mercados mundiales, a generar interés por visitarlo y a atraer inversionistas.
¿Cómo lo ha hecho Chile?
Personalmente creo que no se ha trabajado en “educar” al común de los habitantes que viven en el exterior. Ésta es una tarea de todos los sectores existentes en el país, desde el gobierno hasta cada uno de nosotros, quienes podemos convertirnos en verdaderos “promotores” o embajadores de Chile tanto dentro como fuera del país. Más allá de la percepción que los Gobiernos, Partidos políticos, ONG y Organismos Internacionales tienen de nosotros.
Datos sobre nuestra geografía, estadísticas, lugares de atractivo, índices macro y micro-económicos, nos sirven como un gran complemento en la imagen que queremos proyectar hacia el exterior, pero no es lo que nos identificará como país. Lo que se ha dejado de lado es el lado emocional e intangible, donde encontramos a la gente y sus características, nuestra idiosincrasia que en estos casos, son factores tremendamente diferenciadores, que nos hacen únicos en el mundo.
Chile posee una imagen heredada de sus productos de exportación (cobre, vino, salmón, frutas), pero es la identidad la herramienta competitiva más importante para insertarse en un mercado global, que también es propia del marketing de las naciones.
En el caso de nuestro turismo en el exterior, la marca “Patagonia” es mucho más potente que la marca “Chile”. Sin duda, acá tenemos una gran oportunidad para reorganizar y unir los conceptos más representativos de nuestro país y transformarlos en valor para el resto del mundo.
¿Qué le falta a Chile, entonces?
Tenemos que hacer el ejercicio de definir qué y cómo es Chile. Las campañas que se presentan son bastante obvias, teniendo como puntos clave el tema económico, la seriedad de nuestras instituciones, nuestra hermosa y variada geografía , pero son características que no dicen nada, no son exclusivas. Son características generales y que también se encuentran en otros países similares al nuestro.
Lo que falta es identificar cuál es nuestro rasgo característico, una ventaja diferencial: el concepto que nos otorgará un valor único. No olvidemos que al igual que el amor, una vez que entremos en el área emocional de las personas, podremos llegar a ser inolvidables.
No podemos seguir utilizando los canales tradicionales de comunicación. Si el mundo entero vive bombardeado de información, entonces debemos sentarnos a pensar dónde y cómo podemos comunicar en esta “jungla” y llegar con un mensaje diferenciado (Sino, tomemos de ejemplo la estrategia Finlandesa de "placements" a través de sus paisajes en películas hollywoodenses).
Por último, se deben integrar a todos los sectores de Chile (desde el gobierno, instituciones, empresas, universidades y hasta el ciudadano común) para que al igual que los empleados de una empresa, sean los responsables de comunicar este nuevo concepto dentro y fuera de nuestro país.
1 comentario:
bien...que nota te puso Bilancio....
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