¿Qué pensarían si les digo que la música influye tanto o más aún en nuestro consumo que un simple spot publicitario?
A través de la historia se ha comprobado que la música tiene la capacidad de influir en el ser humano en todos los niveles: biológico, fisiológico, psicológico, intelectual, social y espiritual.
Durante los tiempos modernos, los más puristas hablan que este bello arte se ha "profanado" llegando incluso a ser un bien de consumo como cualquier otro. Nos guste o no, es así. Desde que se comprobó que la música es capaz de producir cambios fisiológicos, psicológicos y sociales en un individuo, los "astutos" ejecutivos de grandes empresas e instituciones han utilizado este arte para generar efectos en el consumo.
Dentro de las funciones fisiológicas que permite alterar a través de la música, las más importantes, son: acelera o retarda las principales funciones orgánicas (ritmo cerebral, circulación, respiración, digestión y metabolismo); aumenta o disminuye el tono y la energía muscular; modifica el sistema inmunitario; altera la actividad neuronal en las zonas del cerebro implicadas en la emoción, e incrementa la resistencia para el trabajo y para las actividades de alto rendimiento, entre otros.
Psicológicamente, la música puede despertar, evocar, estimular y desarrollar diversas emociones y sentimientos. Es una fuente de placer, y puede provocar catarsis y sublimaciones. También puede traer a la memoria olores y colores, y modificar el estado de ánimo del oyente y su percepción del espacio y del tiempo.
Intelectualmente, la música desarrolla la capacidad de atención y favorece la imaginación y la capacidad creadora; estimula la habilidad de concentración y la memoria a corto y largo plazo y desarrolla el sentido del orden y del análisis.
Además, la música se utiliza en el tratamiento de dolencias y enfermedades como la hipertensión arterial, estados de ansiedad, depresión y estrés, y alteraciones del sueño (musicoterapia).
¿Y existe algún ejemplo del uso de música para influir en el consumo?: MILES...
Un ejemplo que se observa claramente en nuestro país para el beneficio del consumo son nuestros conocidos Supermercados. Éstos, son los “maestros” en utilizar nuestros sentidos para interferir en los procesos y decisiones de compra, además de generar distintos ambientes en el que se observan los cambios de comportamiento. Entre todos los estímulos que utilizan, uno de éstos es nuestra audición a través de la nunca bien ponderada música de Supermercado (o Muzak).
Por ejemplo, la “neurobiología de la música”: Se ha comprobado que con la música lenta el ritmo del flujo de los compradores dentro del establecimiento es significativamente más lento, por lo tanto su permanencia en el supermercado es más larga y ayuda a incrementar las posibilidades de que esa persona compre más. Por el contrario, una música rápida hace que el cliente realice sus compras con mayor celeridad. Esto también lo podemos observar en Aeropuertos, centros comerciales, salas de espera, consultas médicas, estaciones del metro (o tren subterráneo), etc.
¿Y por qué motivo? Porque el ser humano al momento de decidir lo hace en primer lugar con la emoción y luego con la razón. Incluso, en muchos casos el propio comprador luego de haber decidido emocionalmente, auto-justifica racionalmente su compra.
Finalmente, la música es una fiel aliada a campañas publicitarias (de consumo, sociales, políticas, etc), sólo recuerden algunos comerciales nacionales e internacionales que han utilizado canciones conocidas en sus campañas publicitarias a nivel mundial (en el caso de las no conocidas se vuelven un hit gracias a la repetitiva exposición ligada a una imagen y marca). Incluso, a veces cuando no se conoce el autor de esa canción se llega al nivel de llamar esa canción por el nombre de la marca en la que aparece...Por lo menos, me ha tocado más de una vez oír ¿Escuchaste la canción de la Toyota?... (New Sensation, INXS).
